jueves, mayo 03, 2018

Sobre la presunción de inocencia, los juicios temerarios y los intentos de equidistancia

Tengo que reconocer que estoy empezando a cabrearme, más allá de lo aconsejable para mi salud, con el tema de “La Manada” y con esa absurdez de “Respetamos la sentencia pero...”. Pues no, yo no estoy de acuerdo, acato la sentencia porque no me queda otro remedio pero no la respeto y mucho menos respeto el voto particular de un magistrado, que es de León como podía haber sido de cualquier otro sitio, pero que deja bien demostrado su talante de otro siglo ya que, invirtiendo la carga de la prueba, trata de juzgar a la víctima en lugar de a los acusados.

Dice el refrán que quien juzga según la letra de la ley es un hombre honrado pero quien juzga según el espíritu de la ley es un hombre honorable. Pues bien, si algo me queda claro es que en este caso no se ha respetado en ningún momento el espíritu de la ley y es muy discutible que se haya respetado su letra.

Y también me cabrea la supuesta equidistancia de quienes para desvirtuar los argumentos de quienes no estamos de acuerdo con la sentencia repiten sin cesar dos mantras: El primero es el de la “presunción de inocencia” (por cierto, olvidando la presunción de inocencia de la víctima de quien reiteradamente se dice que era “ligera de cascos” para justificar la actuación de cinco monstruos violadores en grupo) y el segundo es “¿Habéis leído la sentencia?

Me parece perfecto leer la sentencia pero me parecería mucho más perfecto tener sentido común, aunque hay que reconocer que, desgraciadamente, el sentido común es el menos común de los sentidos.

Si yo denuncio que me han robado cinco tíos que me doblan en altura y peso, no creo que ningún juez me pregunte a ver con cuantos años empecé a salir a la calle llevando dinero en el bolsillo PORQUE NO ES RELEVANTE. ¿Por qué preguntaron entonces a la víctima de este caso con cuántos años había perdido la virginidad? Porque por ese camino, van a terminar diciendo que se puede hacer lo que se quiera con todas las madres ya que es evidente que han tenido relaciones previas como demuestra el hecho de que tienen hijos.

Y por cierto la presunción de inocencia decae ante la confesión previa de las intenciones de los acusados. Ni es la primera vez que han violado, ni muestran la mínima intención de parar y siguen sacando pecho para sus actuaciones en grupo.

Pero, como dije antes, lo más gordo es el juicio paralelo sobre la moralidad de la víctima. De semejante mentalidad deriva que se diga que no se puede violar a una prostituta. ¿Por qué esto sólo sucede con las mujeres? ¿Alguien ha oído alguna vez a un juez decir, o insinuar, que no se puede robar a un ladrón, a un desfalcador o a un corrupto?

¡¡¡Ya está bien de la doble moral!!!

Gracias a Dios, hay muchos hombres indignados por el proceder de “La manada”, por la sentencia en cuestión y por el voto particular, cosa totalmente lógica si pensamos que a los hombres decentes les tienen que repugnar actuaciones como la que nos ocupa.

Para los (y las) que defienden semejante aberración sólo tengo una frase archiconocida "Tanto peca el que mata como el que tira de la pata".

Ah, por cierto, la empatía masculina en estos casos no debe basarse en si tienen hijas o hermanas sino en que las mujeres SOMOS PERSONAS.

NO ES NO y cualquier otro proceder es VIOLACIÓN.

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